avid Clark es una camello de poca monta. Le han robado la mercancía y su jefe le obliga a ir a México a por un cargamento de droga. Para lograr pasar la frontera se hará pasar por una idílica familia americana que junto a su enorme caravana disfrutan de unas confortables vacaciones.
Asombra ver como los productores de esta cinta han considerado que no hace falta uno, ni dos, ni tres sino hasta cuatro guionistas para dar forma a esta historia de la que es difícil acordarse algún gag salvable, que no sea previsible y/o no caiga en bromas escatológicas mil veces vistas.
El libreto que escriben Bob Fisher y Steve Faber (De boda en boda) junto a Sean Anders y John Morris (Jacuzzi al pasado, Los pingüinos del señor Poper) no sólo no tiene gracia sino que lo estiran hasta casi las dos horas. El director Rawson Marshall Thurber con una carrera muy corta y un par de cameos tiene en su currículum la divertida “Cuestión de pelotas” junto a Ben Stiller (Noche en el museo, Algo pasa con Mary) y Vince Vaughn (Los becarios, Separados). Lo de ahora es claramente un paso atrás, o más bien, borrón y cuenta nueva. Contar con Jason Sudeikis a bordo (Carta blanca, Como acabar con tu jefe) que logra robar algún sonrisa esporádica y el striptease que ofrece Jennifer Aniston (Friends, Como Dios) que se repite sin cesar en toda la campaña de marketing que gira alrededor de la película son los únicos alicientes que invitan a verla.
